Comentario
La Iglesia Occidental vive uno de los momentos de mayor tensión en la Baja Edad Media. Durante el siglo XIV se vive el episodio del Pontificado de Aviñón -trasladado a esta ciudad francesa por diferenes razones entre las que destaca la grave crisis que vivía Italia- y el Cisma de Occidente con la elección simultánea de Urbano VI y Clemente VIII. La extinción del Cisma se conseguirá con la elección de Martín V ya en la centuria siguiente pero los problemas no se resuelven, ya que surgirá con fuerza la vía conciliarista. El triunfo del Pontificado se alcanza con Nicolás V ante el cansancio surgido en el seno del Concilio.
Respecto a la cultura y la espiritualidad, las convulsiones sociales, la presencia de la guerra como un hecho permanente y las duras oleadas de peste que recorren Europa, causas y consecuencias de sí mismas, inducen a la toma de posturas y sentimientos contrapuestos y extremos: el más absoluto idealismo y el realismo más desgarrado; movimientos de rígido ascetismo junto a una escandalosa inmoralidad. Aunque la cultura sigue estando en manos de los clérigos, se aprecia una cierta secularización: el laicismo humanista, cuyos primeros esbozos se atisban ahora.